“Si la mujer no está, la democracia no va”, esa consigna podía verse en varios países latinoamericanos a mediados de los años ’80 al inicio de la transición a la democracia. Nuestro país no fue la excepción, y en 1989 podía leerse esa misma frase en un colorido graffitti pintado en una conocida esquina de Asunción. Hoy 30 años después, la cuestión ya no es tanto que las mujeres no estén, porque nuestra presencia es innegable en diversos ámbitos de la sociedad. El tema es: cómo estamos?.
Aún con los
esfuerzos y avances registrados, persisten históricas y nuevas inequidades y
desigualdades, que nos mantienen en una situación desventajosa que es necesario
superar.
Un ejemplo
de ello, son las últimas elecciones generales en nuestro país. Según datos
oficiales, de los 408 cargos, sólo 69 fueron ocupados por mujeres, es decir,
menos del 17%. Con relación a las elecciones generales anteriores
(año 2013), la participación de las mujeres en los cargos electivos disminuyó.
En la Cámara de Senadores sólo hay 8 mujeres (de 45), 10 en la Cámara de
Diputados (de 80), ninguna gobernadora y 48 en las Juntas departamentales (de
248) y 1 en el Parlasur que se mantuvo.[1]
LAS DESIGUALDADES SOCIOECOMICAS
Según la última
Encuesta Permanente de Hogares (EPH)[2], el
ingreso promedio mensual de la población, según las estadísticas oficiales, es
de 2 millones 300 mil guaraníes. La
brecha salarial está a favor de los hombres, que perciben en promedio 645 mil
guaraníes más. En los empleos independientes la brecha aumenta a 900 mil
guaraníes.
La pobreza afecta al
20,15% de los hogares encabezados por hombres y aumenta 4 puntos porcentuales
cuando la jefatura de hogar es femenina: 24,25%.
La tasa de
desocupación afecta menos a los hombres que a las mujeres: 4,72% y 5,91%
respectivamente. En consecuencia, los hombres presentan una mayor tasa de
empleo que las mujeres: 71,69 % y 47,90%, respectivamente.
La categoría
“Trabajador/a por cuenta propia” aglutina a la mayor cantidad de mujeres
ocupadas: 31,72%. En este ámbito, la mayoría de los trabajos se da en el sector
informal, sin acceso a beneficios ni seguridad social y en condiciones de
vulnerabilidad.[i]
La Encuesta de Uso
de Tiempo[3] revela
que el tiempo medio dedicado por las personas de 14 y más años de edad en
actividades
domésticas no remuneradas: los hombres dedican un promedio de 5,3 horas
a la semana, las mujeres reportan un promedio de 18,3 horas. La tarea doméstica
que requiere más tiempo es la preparación y cocción de alimentos: las mujeres
dedican 8,1 horas en promedio semanal mientras que los hombres 4,5 horas
semanales.
En este sentido el tiempo dedicado a
actividades de cuidados a miembros del hogar de manera exclusiva (no se
considera el tiempo de cuidado mientras hacen otra cosa, es decir, actividades
simultáneas): la mayor la carga de tiempo la asumen las mujeres (12,9 horas
semanales) un poco menos del doble de la carga que asumen los hombres (7,5
horas semanales).
Asimismo, en cuanto las actividades para
otros hogares y la comunidad, los hombres presentan 5,1 horas semanales en
promedio, y las mujeres 8,7 horas, con una diferencia de 3,6 horas más para
ellas.
Estos datos son sólo una muestra de la
multiplicidad de roles que cumplen las mujeres y las desigualdades que aún
persisten.
DESDE EL PROGRAMA DEMOCRACIA Y
GOBERNABILIDAD
En el marco de sus objetivos de
fortalecimiento institucional y consolidación de mecanismos para transparencia
y rendición de cuentas, el Programa Democracia y Gobernabilidad apoyó a la
Secretaría de la Función Pública (SFP) en el diseño de instrumentos que
contribuyan a mejorar la gestión del Estado paraguayo para favorecer la
igualdad de género.
Con un equipo de profesionales
especializado, se elaboró la “Guía metodológica para incorporar la
perspectiva de género, no discriminación y buen trato en reglamentos y
institucionales de Organismos y Entidades del Estado”, en la que junto
con el marco referencial y el encuadre conceptual, se presentan orientaciones y
herramientas específicas en 5 áreas: a) Capacitación y desarrollo, b) Permisos
de paternidad, maternidad, lactancia y personas dependientes, c) Salud laboral
con perspectiva de género, d) Entorno laboral libre de violencia, e) Derechos
de las mujeres en situación de violencia de género.
También se construyó el “Protocolo
de actuación en casos de violencia laboral con perspectiva de género”, donde
se presenta el marco jurídico, los organismos competentes, los tipos se
situaciones a ser protegidas, acciones de prevención y los procedimientos de
actuación, incluidas las faltas y sanciones, así como la forma de comunicación,
seguimiento y evaluación de los casos.
Ambos instrumentos se hicieron de forma
participativa, y constituyen una hoja de ruta práctica y concreta para avanzar
en la incorporación de la perspectiva de género en las instituciones públicas.
[1] Tribunal Superior de Justicia Electoral, resultados de
las Elecciones Generales. Año 2018.
[2] Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos
(DGEEC). Encuesta Permanente de Hogares 2017.
[3] Encuesta sobre Uso de Tiempo. Principales resultados. Encuesta sobre actividades remuneradas y no remuneradas. DGEEC-BID-CEPAL-ONU Mujeres. 2016.